Los ángeles nocturnos dejaron que sus alas cubrieran el rostro del virginal cadáver y comenzaron a desanudar la soga de su cuello.
Después de unos minutos luchando contra la gruesa atadura, una voz aguardentosa quiebra el silencio.
- Sólo era una niña- habló el que parecía más anciano.
- Ni siquiera habían brotado los capullos de sus pechos ni las mieles de su sexo fueron probadas jamás - dijo uno más joven.
- Sólo el suicidio era la opción - exclamó un ser pequeño, de rasgos infantiles y androginia absoluta - y ustedes están equivocados: llevaba ya un tiempo cargando el desprecio de las contracciones de sus agujeros y retorciéndose ante la infamia que se le hizo repetir una y otra vez.
-...
-...
- Sigan en lo suyo, monstruos de alas blancas, que la tersa piel de esta criatura se enfría y no se le podrán incrustar los cuernos que la marcarán ante las huestes celestiales por el gran pecado que cometió y que ustedes juzgan... Hipócritas de mierda.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
2 comments:
me encanta como escribes, siempre interesante, impactante e inquietante, gracias
Sigue, por favor.
:)
Post a Comment